PARTIDOS POLÍTICOS

La Democracia acepta numerosos adjetivos: constitucional, directa, formal, parlamentaria, presidencialista, popular, orgánica, soberana, participativa... Aunque lo importante es siempre el sustantivo: LA DEMOCRACIA.

La mayoría de nosotros asumimos que -aunque imperfecto- es el mejor sistema que tenemos.

Las imperfecciones que puede albergar, sin embargo, suscitan algunas cuestiones, todas ellas circunscritas a la acción u omisión de los partidos políticos con opción de gobierno.

Son ellos quienes tratarán de asegurarse que la Administración pública esté dirigida por sus cargos de confianza, y no por los funcionarios independientes.
Son ellos quienes tratarán de controlar la línea editorial de los medios de comunicación públicos, alimentando con subvenciones y otros mecanismos más o menos opacos la de algunos medios de comunicación privados; más tarde, establecerán los órganos de supervisión para uno y otros.
Son ellos quienes alimentarán identidades e ideologías mediante subvenciones a: empresas, colectivos, oenegés que sean claramente a fin al partido.
Son ellos quienes gratificaran con empleos y sueldos a sus militantes creando multitud de empresas públicas que escapan a la fiscalización del Estado.
Son ellos quienes repartirán con discrecionalidad algunas licencias y permisos.
Son ellos quienes elegirán, de forma evidente o velada, a: jueces, fiscales, interventores, defensores del pueblo, miembros del Tribunal de cuentas, secretarios de ayuntamientos, profesores de universidad o de instituto, etc...
Son ellos quienes consiguen créditos que saben que luego serán condonados.

Entre otras muchas cosas...

Todo para evitar, como afirmó Montesquieu: "...que un poder frene a otro poder".

Y nos preguntamos:

¿Todos los modelos de Democracia presentan las mismas imperfecciones?
¿Se acaba con algunas mientras surgen otras?
¿En qué ámbito se generan más?
¿Existen algunas incapaces de resolver?
¿Surgen a partir del modelo de Democracia o de su forma de aplicación?

Cuestiones que puede descubrir usted mismo preguntándose:

¿BENEFICIA A LA DEMOCRACIA O A LOS PARTIDOS POLÍTICOS?

Que los ciudadanos tengamos que votar una lista de candidatos que nos viene impuesta por los partidos políticos.
Que en unos territorios un ciudadano es un voto y en otros no.
Que unos partidos precisen 50.000 votos para obtener un escaño y otros casi un millón.
Qué nuestro voto sea un compromiso firme, al que no podemos renunciar, y que las promesas electorales no se cumplan por formar parte del marketing de campaña.
Que el Parlamento se haya convertido en un teatro donde escenificar lo que acuerdan los partidos en sus sedes.
Que los senadores, que siguen sin encontrar una finalidad clara dentro de nuestra Democracia y cuya responsabilidad como políticos es entenderse y resolver los problemas de los ciudadanos, utilicen los fondos públicos para hacer lo contrario: ni entenderse ni arreglar los problemas de los ciudadanos.
Que la posibilidad de que gobiernen cualquiera de los dos grandes partidos no depende de la mayoría de los españoles, sino de una serie de partidos minoritarios que, utilizando los recursos de todos, dan pasos parar separarse de España.
Que las comisiones de investigación parlamentaria sean un paripé que solo sirve para que quien tiene la mayoría en ese momento erosione, sin importar si es el objeto de la investigación o quien la lleva a cabo, a quien está en la oposición.
Que si la independencia de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) es vital para garantizar el Estado de Derecho, por qué el Legislativo en unos casos y el Ejecutivo en otros intervienen en la elección y/o control de:
Que si los jueces tiene que ser independientes, por qué existen jueces que forman parte de formaciones profesionales de izquierdas o de derechas y luego juzgan a políticos de la ideología contraria.
Que las discrepancias normativas entre CCAA dificulten la vida administrativa de los ciudadanos y logren limitar multitud de proyectos empresariales.
Que cada Parlamento autonómico, Diputación o Ayuntamiento fije el sueldo de sus cargos electos y de sus empleados públicos, sin ningún límite, ni baremo, ni control.
Que las Administraciones creen entes públicos como granero de puestos de trabajo para gente a fin sus partidos políticos.
Que una Administración sobredimensionada, con miles de entes públicos, externalice servicios a favor de empresas que, en multitud de ocasiones, tiene algún vínculo con el partido que gobierna.
Que CCOO y UGT, sindicatos con vinculación a un partido político concreto, y representando solo al 14% de los trabajadores, negocie en nombre del 100% de los trabajadores de España, utilice las huelgas de los trabajadores como mecanismo de oposición de ese partido; que no desvelen el número de liberados que albergan; que cobren de todos los EREs en los que se implican; o que vean como el partido al que apoyan y que ahora está en el gobierno multiplique, en plena crisis, por 4 las subvenciones que le ofrece.
Que el derecho a la huelga menoscabe el derecho al trabajo y el derecho a la integridad física de quien lo defiende.
Que los partidos políticos hagan campañas electorales millonarias con unos créditos bancarios que luego se ven condonados.
Que el voto en blanco no compute en el reparto general de escaños.
Que la propia Administración, en manos de cargos de confianza de los políticos, margina a los funcionarios competentes a favor de los que, por afinidad política y de una forma opaca, ponen la Administración al servicio de su partido.
Que las políticas que nos afectan a todos por igual y de forma invariable con el paso del tiempo, cambien radicalmente si gobierna un partido u otro.
Que la leyes que afectan a todos los españoles y que el partido en el gobierno no llevaba en su campaña electoral, no se aprueben sin un referendum popular: ley antitabaco, limitación a 110 km/hora, ley Sinde, ley hipotecaria, etc...
Que un porcentaje inmenso de los recursos públicos se diluyan en subvenciones a grupos, empresas, o colectivos a fin al partido en el Gobierno.
Que la financiación de la Casa Real no pueda ser transparente ni asumir ciertas limitaciones.
Que los políticos acusados de corrupción nunca devuelvan lo robado.
La impunidad que ha otorgado a Partidos políticos y sindicatos la última reforma del Código Pena. La conclusión que saca el Tribunal de Cuentas al respecto es demoledora. “Existe la sensación de impunidad en funcionarios y cargos públicos por la falta de rendición y, en general, ante el incumplimiento de leyes relativas a la gestión pública, pues se carece de instrumentos efectivos para requerir la información y obtener la necesaria colaboración”.
Que a pesar de que todos los Organismos internacionales nos sitúan en el vagón de cola de la Educación, los partidos sigan utilizando la política de esta materia para difundir su propia ideología
... Y esto solo son unos ejemplos.

HIGIENE DEMOCRÁTICA, considera que la mayor parte de las imperfecciones que presenta nuestra democracia las generan los políticos para satisfacer sus propios intereses; razón de más para albergar pocas esperanzas en que sean ellos quienes las corrijan.

Todos los partidos, cuando gobiernan, concentran sus energías en tres ámbitos, por orden de importancia:

Satisfacer sus propios intereses. 35%
Alimentar su ideología o identidad. 25%
Y resolver los asuntos en los que no cabe identidad o ideología. 35%
Otros. 5%

HIGIENE DEMOCRÁTICA
Propone

Debe primar la transparencia democrática con su debida fiscalización por medio de Notarios Públicos en todos los procesos electorales internos, que deberán ser por voto democrático estrictamente secreto de todos sus militantes.

También debe primar la transparencia de cuentas con su debida fiscalización por la Intervención General del Estado, y con financiación preferente mediante aportaciones pequeñas de los individuos que forman parte de la sociedad. Por ejemplo, vía 100% desgravación fiscal de las aportaciones de las personas físicas o jurídicas con un máximo de 9000 Euros, indexados al incremento anual de precios para que se actualice la cantidad máxima conforme aumente la inflación. De otro modo, los partidos políticos quedan sujetos a la actual corrupción encubierta que impide procesos de liberación de mercados (liberalización del suelo para resolver el problema de la vivienda, liberalización de la generación de energía, etc.) por ser las grandes empresas con monopolios (u oligopolios) las principales financiadoras y las grandes beneficiadas por este defecto del sistema.

Obligatoriedad constitucional de Ley de Partidos Políticos basada en la financiación transparente por aportaciones individuales de los ciudadanos y en la democracia interna por voto democrático y secreto.

Acabar con la inmunidad penal que acordaron los políticos en la última reforma del Código penal para: los Partidos políticos, los sindicatos, los entes públicos, etc...

Acabar, en definitiva, con la barra libre que se toman los políticos en cuanto tiene nuestro voto.

Qúe opciones hay para lograr esto.

1. Votar en blanco: no solo no es efectivo para protestar, sino que además es un voto que se repartirán los partidos electos.

2. Votar nulo para que no se repartan ese voto: el record de este tipo de voto ha tenido lugar en las últimas elecciones autonómicas-municipales, en las cuales ha alcanzado la cifra de 300 mil votos nulos. ¿Cree usted que al Pepé o al Pesoe, que ambos manejan más de 10 millones de votos, les preocupan 300 mil? Nosotros creemos que no.

3. Optar por una revolución cívica. El movimiento 15M, por ejemplo; el cual, en un principio, aglutinó la indignación generalizada de toda la población, y a medida que los políticos -de forma opaca-, y algunos grupos: subversivos, violentos, emotivos o marginales tratando de manipularlo para su propio provecho, han conseguido diluir, en menos de un mes, el importante espíritu inicial. Una lástima para todos los que nos identificamos con esa indignación frente a los abusos de la clase política, y una prueba de fuego que confirma a los políticos que, en menos de un mes, pueden neutralizar el mayor movimiento ciudadano en su contra.

4. Y cuarta: la opción que ha elegido HIGIENE DEMOCRÁTICA. Constituirse en partido político, renunciando a políticos, a identidades e ideologías, para acabar, mediante un proyecto de reforma política del Estado, a partir de las urnas y desde las instituciones, con los abusos que los políticos han generado en 30 años de Democracia.

Los políticos solo tienen dos puntos débiles: las urnas y las mayorías de gobierno.

A las urnas nos presentamos en las próximas elecciones, que esperamos que se convoquen en Otoño.

Si el Pepé o el Pesoe precisan de nuestros votos para gobernar con mayoría absoluta, tendrán que asumir nuestro proyecto de reforma política: un proyecto que tendrá continuidad con cualquiera de los dos, ya que ofreceremos nuestros votos de forma indistinta a unos u otros. Nos valemos de la herramienta que han venido utilizando los partidos nacionalistas en beneficio de un partido y de una región concreta, pero en lugar de para remar en dirección contraria a todos los españoles, para hacerlo, por primera vez, en beneficio de todos.

Es una quimera, sí, pero somos de los que creemos que gente pequeña puede llegar a hacer cosas grandes, que solo logran cosas quienes las ha soñado antes y quienes, más tarde, están decidos a intentarlas, aunque nos consideren locos, ingénuos o ambas cosas.

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