HIGIENE DEMOCRÁTICA

propone

El Rey recibe de los Presupuestos generales del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, que distribuirá libremente, con las siguientes limitaciones, aplicables a todos los miembros de su Familia y Casa:

• No podrá poseer patrimonio en jurisdicciones consideradas fiscalmente opacas tanto por el Gobierno como por otros organismos internacionales.
• No podrá poseer participaciones en empresas y/u organizaciones con ánimo de lucro, invertir su patrimonio a través de sociedades de inversión o similares, ni conceder préstamos a cambio de una contraprestación.
• El Estado Español será el titular de todos los bienes adquiridos con cargo a los fondos recibidos de los Presupuestos del Estado.
• La Casa del Rey presentará en el Parlamento una contabilidad anual de sus gastos, incluyendo la relación de personas que reciben asignaciones, que deberá ser supervisada por una personalidad independiente y auditada por el Tribunal de Cuentas.
• Ningún integrante de la Familia y Casa real podrá ejercer función alguna, ya sea remunerada o no, por cuenta propia o para terceros, ni ejercer cargo públicos. El ejercicio de sus cargos institucionales deberá realizarse en régimen de dedicación absoluta.
• Las donaciones y regalos realizados a un miembro de la Familia o Casa Real se entenderán realizadas al Estado español. Cuando se trate de bienes tangibles de uso personal y mientras el Estado no necesite disponer de dichos regalos, el destinatario de los mismos podrá disfrutarlos en usufructo asumiendo el coste de su mantenimiento.

También habría que abrir un debate sobre quién debe ser el heredero, sin reducirlo al mayor o al menor, al varón o la mujer, sino abriendo el abanico de posibilidades, como, por ejemplo, que los ciudadanos podamos elegir mediante las urnas qué hijo de S.S.M.M. es el más válido.

Si se abre el escenario de la reforma de la constitución, la estructura del modelo de estado actual deberá someterse a votación. Si los españoles queremos, o no un estado de las autonomías; y si los españoles queremos una monarquía parlamentaria, un parlamento monárquico, una república democrática o cualquier otra opción demócrata razonable que pueda plantearse y de la que existan experiencias con éxito en otros países.